“Pienso, luego existo”, célebre frase de Descartes, pero ¿somos lo que pensamos que somos?
resumen la esencia de la filosofía racionalista. Y siguiendo este principio filosófico que ha marcado el pensamiento de Occidente, consideramos que somos lo que pensamos. Y también creemos sin dudar lo que produce nuestra mente, los pensamientos.
Según esta afirmación, ¿somos las conexiones neuronales que hace nuestro cerebro para obtener un pensamiento?. La Neurociencia ya ha demostrado que nuestro cerebro es plástico y tiene la capacidad de cambiar conexiones neuronales en función de los aprendizajes, de la experiencia, incluso del estilo de vida que llevamos o del deporte que practicamos. Además, todos hemos experimentado cómo nuestro pensamiento puede cambiar según distintos elementos o evidencias, sobre todo nuestro en función de nuestro estado de ánimo. El pensamiento es el fruto de la elaboración mental (y aquí juega un papel fundamental la Red Neuronal por Defecto, de la que hablé en el anterior blog) que hacemos con la información que percibimos de lo que nos rodea, lo que tenemos almacenado en nuestra memoria, nuestros creencias, valores y hábitos, y sobre todo, con nuestras emociones.
Si el pensamiento es el resultado de todos esos componentes mencionados, cabe preguntarse, ¿es cierto todo lo que pienso?. Para responder a esta pregunta, tendríamos que considerar muchos puntos de vista y distintos tipos de pensamientos. No voy a entrar ahora en ese debate. Pero si me atrevo a preguntar ¿somos o no somos lo que pensamos de nosotros mismos?.
Mindfulness nos ayuda a tomar distancia de nuestros pensamientos. A verlos como lo que son, solo pensamientos. Con ejercicios de Atención Plena conseguimos ver nuestros pensamientos como herramientas que nos ayudan a interpretar el mundo, y que como herramientas que son, los utilizamos para que nos ayuden a solucionar el día a día. Pero no los consideramos como realidades absolutas. Nosotros no somos nuestros pensamientos. En este caso, y una vez más, cada uno de nosotros, es algo distinto a la suma de nuestras emociones, pensamientos, valores, creencias, historia personal, etc. Los pensamientos son cambiantes, movibles. Por ese motivo, observar los pensamientos distanciándonos de ellos, nos ayuda a conseguir una mejor regulación emocional, calma interna y bienestar personal.
Los pensamientos son producciones de la mente, que pueden cambiar como cambian las emociones, lo que percibimos, y lo que nos rodea.
No, yo no soy mis pensamientos.
Escrito para por : Ascensión Rubio, Desarrollo personal y Mindfulness.
Interesante punto de vista que sin duda nos da una oportunidad para cambiar como percibimos las cosas y por tanto los pensamientos, si somos capaces de mirarlas de otra forma, desde otro lugar, con otros sentimientos. ¡Pruebalo!
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